Construir la paz en la mente de los hombres y de las mujeres

UNESCO: construir la paz en la mente de los hombres y las mujeres

El preámbulo de la Constitución de la UNESCO proclama que “puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz”. La creación de la UNESCO en 1945 obedeció a la firme convicción de las naciones, forjada por dos guerras mundiales en menos de una generación, de que los acuerdos políticos y económicos no bastan para construir una paz duradera. La paz debe establecerse sobre la base de la moral de la humanidad y la solidaridad intelectual.

El aumento de desafíos mundiales como la desigualdad, la exclusión, la violencia o el sectarismo ha generado una previsible intolerancia social que distancia a los seres humanos. La labor de la UNESCO para cumplir cada día con su misión humanista fundamental, consistente en acompañar a los pueblos en el conocimiento mutuo y el trabajo conjunto para crear una paz duradera, ha pasado a ser un eje central de la construcción de un mundo más seguro para la diversidad y las generaciones futuras. Ya sea a través de la educación, las ciencias, la cultura o la comunicación y la información, la promoción de la paz está presente en todas las esferas de competencia de la Organización.

Fue en 1989, en el Congreso Internacional de la UNESCO sobre la Paz en la Mente de los Hombres celebrado en Yamusukro (Côte d’Ivoire), cuando se acuñó el concepto de “cultura de paz”. En aquella ocasión, la UNESCO adoptó una visión según la cual la paz es mucho más que el final de un conflicto armado.

Mediante el aprendizaje y el entendimiento, las personas desarrollan las competencias interculturales necesarias para entender la riqueza que implica un mundo diverso, generando así las herramientas para la construcción constante de una paz duradera. Con ello mejora su disposición para apreciar la diversidad, en lugar de rechazarla, así como para gestionar los conflictos de acuerdo con los valores del pluralismo y el entendimiento mutuo.

Teniendo presente este objetivo, la UNESCO ha desarrollado de forma constante programas cuyo propósito es educar en la diversidad y la comprensión de lo desconocido pero también capacitar a la sociedad para trabajar conjuntamente y promover el saludable ejercicio de la cooperación.

Tras el Congreso de Yamusukro, la UNESCO instituyó en 1989 el Premio de Fomento de la Paz Félix Houphouët-Boigny, con el que se pretende rendir homenaje a las personas vivas, instituciones u organismos públicos o privados en actividad que hayan contribuido significativamente al fomento, la búsqueda, la salvaguardia o el mantenimiento de la paz. Los primeros galardonados fueron Nelson Mandela, a la sazón Presidente del Congreso Nacional Africano y futuro Embajador de Buena Voluntad de la UNESCO, y Frederik W. de Klerk, Presidente de la República de Sudáfrica. Ambos fueron condecorados en 1991 por su contribución a la paz internacional y en reconocimiento a su labor para educar a su pueblo en el entendimiento y la superación de los prejuicios, un logro que muchos habrían considerado imposible de alcanzar apenas unos años antes. Dos años después, ambos dirigentes compartieron el Premio Nobel de la Paz, un símbolo claro del papel pionero de la UNESCO. De hecho, muchos de los antiguos galardonados ganaron después el prestigioso Premio Nobel.

Tras liderar el Decenio Internacional de una cultura de paz y no violencia para los niños del mundo (2001-2010), la UNESCO sigue desempeñando un importante papel en el Decenio internacional de acercamiento de las culturas (2013-2022), centrado en el diálogo intercultural e interreligioso. Se trata de una excelente oportunidad para aunar esfuerzos y construir entre todos una verdadera “cultura de paz”.

En señal de unidad y para contrarrestar la destrucción del patrimonio cultural y la persecución de las minorías, la Directora General de la UNESCO, Irina Bokova, lanzó en marzo de 2015 la campaña #Unite4Heritage (“Unidos para el patrimonio”) que aspira a utilizar el poder de las redes sociales para crear junto a los jóvenes un movimiento mundial que los ayude a alzar sus voces y actuar para salvaguardar el patrimonio amenazado, que debe ser protegido como fuente de entendimiento mutuo.

La educación es vital para lograr la aceptación y el respeto hacia todos sin importar el color de la piel, el género o la identidad nacional, étnica o religiosa, ya que permite sobre todo llegar a niños y jóvenes durante sus años de formación por conducto de la educación formal. Así pues, en 2012 se puso en marcha el proyecto conjunto de la UNESCO, los Estados Unidos y el Brasil denominado “Enseñar a respetar a todos”, con el objetivo de diseñar un marco curricular orientado a la lucha contra el racismo y el fomento de la tolerancia, que los países pueden adaptar a sus respectivos contextos y necesidades.

En septiembre de 2014, el concepto de cultura de paz volvió a sus orígenes en el corazón de África. La UNESCO y Côte d’Ivoire celebraron el nacimiento del concepto, que tuvo lugar en Yamusukro 25 años atrás y que ha cambiado la forma de entender la paz. Este evento tenía el doble objetivo de medir los avances realizados desde 1989 y explorar vías futuras. En esta línea, está previsto que la UNESCO y el gobierno de la República de Angola organicen conjuntamente, en septiembre de 2015, un foro panafricano bienal para una cultura de paz en África titulado “Bienal de Luanda”.

“La paz va más allá de la ausencia de guerras: consiste en vivir juntos con nuestras diferencias –de sexo, raza, lengua, religión o cultura– fomentando el respeto universal por la justicia y los derechos humanos sobre los que se sustenta esa coexistencia”, ha declarado la Directora General de la UNESCO.

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La paz es esencialmente el respeto de la vida.
La paz es el bien más preciado de la humanidad.
La paz no es solo el término de los conflictos armados.
La paz es un comportamiento.
La paz es una adhesión profunda del ser humano a los principios de libertad, justicia, igualdad y solidaridad entre todos los seres humanos.
La paz es también una asociación armoniosa entre la humanidad y el medio ambiente.
Hoy en día, en vísperas del siglo XXI, la paz está a nuestro alcance.
Declaración de Yamusukro