En regiones en las que la penetración de Internet y la dependencia de fuentes en línea para informarse es más alta, los algoritmos utilizados para navegar por una cantidad cada vez mayor de información, clasificando los resultados de búsqueda y las noticias de las redes sociales, han contribuido a la creación de lo que se ha llamado “cámaras de resonancia” y “burbuja de filtro”, que se considera que reafirman las opiniones que ya tienen los individuos y producen debates compartimentados, aunque este fenómeno no sea siempre tan intenso como en ocasiones se presenta. Sin embargo, en época de elecciones, la rápida proliferación de las llamadas “noticias falsas”, impulsadas en parte por la tendencia de las redes sociales de priorizar la información con titulares atrayentes en los que merece la pena entrar, se ha convertido en un poderoso ejemplo para muchos de los efectos perturbadores que puede tener este fenómeno en los debates públicos. En otras regiones, como en los Estados Árabes y en África, la radio y la televisión han desempeñado una función más importante en esta tendencia hacia la polarización en y través de los medios.
Asimismo, el uso de Internet en el móvil y la práctica del zero-rating o tarifa cero, con la que los proveedores de Internet o de servicios móviles permiten que los usuarios accedan a contenido o aplicaciones específicos sin que cuente para el límite de datos del usuario, ha ampliado el pluralismo en cuanto al acceso a Internet, en particular entre los más pobres. Sin embargo, el tipo de acceso se ve a menudo limitado a aplicaciones móviles específicas, lo que plantea el problema de que estos servicios puedan estar creando jardines privados y vallados, lo que incumple el principio de apertura y neutralidad de la red.
El pluralismo sigue viéndose limitado por la persistente subrepresentación de las mujeres en las plantillas de los medios de comunicación, en las funciones de adopción de decisiones, y en el contenido informativo, como fuentes y también como sujetos. En respuesta a la continua marginación de las mujeres, una serie de organizaciones de la sociedad civil, medios de comunicación y particulares han puesto en marcha iniciativas para cambiar la situación, por ejemplo mediante la Alianza Mundial sobre Género y Medios de Comunicación, impulsada por la UNESCO y mediante la aplicación de los indicadores sobre la igualdad de género en los medios de comunicación*.
Los modelos empresariales tradicionales de los medios de comunicación han seguido viéndose alterados, lo que ha llevado a una concentración vertical y horizontal y a la introducción de nuevos tipos de propiedad cruzada. Los recortes de personal han afectado a la diversidad de contenidos, en particular en la cobertura internacional. La circulación de periódicos se ha reducido en todas las regiones, excepto en la región Asia y el Pacífico, donde ha habido un gran incremento en algunas economías emergentes. En varias regiones sigue faltando un servicio público independiente de radio y televisión, o donde existe, vive bajo nuevas amenazas políticas o financieras. El rápido crecimiento de la publicidad digital, cuyos ingresos se multiplicaron casi por dos entre 2012 y 2016, ha beneficiado principalmente a grandes plataformas de Internet, y no a los medios de comunicación tradicionales. Ante estas alteraciones, los medios de comunicación tradicionales han experimentado con nuevos modelos económicos, como introducir muros de pago, pedir donaciones a los lectores y obtener financiación colaborativa. Los periodistas también han utilizado nuevas tecnologías, como la realidad virtual, para crear experiencias de inmersión de eventos lejanos.