Rachidatou Sana y Awa Traore viven en Bobo-Dioulasso, la segunda ciudad de Burkina Faso después de Ouagadougou. Tienen la posibilidad de disfrutar de su derecho a la educación en un país en donde las niñas que no asisten a la escuela son más numerosas que los niños, y en donde las tasas de alfabetización de las mujeres, aún cuando estas demuestran una mejoría, siguen siendo más bajas que las de los hombres.
La igualdad de género es una prioridad global de la UNESCO y la Organización vela por la igualdad entre los sexos en la educación y recopila los datos sobre esta, además de que contribuye a mejorar los marcos jurídicos, políticos y de planificación con miras a promover el derecho a la educación y ayuda a los países a empoderar a las niñas y a las mujeres proporcionándoles mejores oportunidades de aprendizaje.
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La cabeza gacha, seria, Rachidatou, de 11 años de edad, se concentra en dar la respuesta correcta. De por sí excelente alumna de la escuela Kua C de Bobo-Dioulasso, también le gusta resolver los problemas de matemáticas, pero tiene que arreglárselas sola en su combate para completar sus estudios. “Me siento muy feliz de poder asistir cada día a la escuela. Mi madre no tuvo esta suerte.”

Awa, de 21 años de edad, trabaja de sol a sol para lograrlo. Creció en la pequeña aldea de Banzon donde no tuvo escolarización. Cuando se presentó la oportunidad, se mudó a 30 kilómetros de allí, a la ciudad de Bobo-Dioulasso, en donde vive con un tío y su tía, y a cambio se ocupa de las compras, y de cocinar y limpiar. Sus jornadas son largas. Después de dejar a su sobrino en la escuela, se dirige al mercado. Solo después de haber hecho los quehaceres cotidianos es que puede concentrarse, a las 18h30, en sus libros y en preparar su curso de alfabetización.

Awa sabe que le falta mucho para ponerse al día y que a otras mujeres más educadas que ella les cuesta encontrar trabajo. A pesar de los obstáculos está decidida a sacar provecho de esta segunda oportunidad de alfabetización, un trampolín que puede llevarla hacia una profesión del ámbito de la salud.

“No sé lo que me depara el futuro, pero es mi segunda oportunidad y no quiero perderla”, afirma Awa.

Como muchas niñas de su edad en Burkina Faso, Rachidatou nació en el seno de una familia pobre (su madre es analfabeta) y se debate cada día entre efectuar los quehaceres domésticos, ganarse la vida y estudiar para mejorar su situación. Solo desea tener las mismas oportunidades que todo el mundo. Quiere ir a la universidad para recibir una formación de enfermera “para ayudar a mi familia y a las otras.”
Fotos: Sophie Garcia
Esta historia forma parte de la exposición #LaEducaciónTransformaVidas organizada por la UNESCO y presentada en la Sede de las Naciones Unidas de Nueva York durante los meses de julio y agosto de 2019.
La exposición ha sido organizada en colaboración con Education Above All, la Fundación du Qatar, la Representación Permanente del Estado de Qatar ante las Naciones Unidas, así como con los copresidentes del Grupo de Amigos de la Educación y el Aprendizaje a lo Largo de Toda la Vida (Argentina, Chequia, Japón, Kenya y Noruega)