Con la convicción de que África nos hace resilientes, destacados creadores de Haití y República Dominicana respondieron al llamado de la UNESCO para intercambiar sobre la condición de los artistas afrodescendientes en el contexto de la COVID-19.
Convocado por la Oficina Regional de Cultura para América Latina y el Caribe de la UNESCO, con sede en La Habana, la Oficina de la UNESCO en Puerto Príncipe y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en Haití, el debate binacional se alineó con el Decenio Internacional para los Afrodescendientes (2015-2024) y con Transcultura: integrando a Cuba, el Caribe y la Unión Europea mediante la cultura y la creatividad, un programa implementado por UNESCO, con apoyo financiero de la Unión Europea, que beneficiará a 17 países de la región caribeña, incluidos la República Dominicana y Haití.
Resiliart, iniciativa global lanzada por la UNESCO, ante la actual coyuntura sanitaria, con el objetivo de auspiciar este tipo de intercambios en línea, sirvió de plataforma para proyectar las voces de artistas y profesionales clave –tanto establecidos como emergentes– de los sectores cultural y creativo, crear conciencia sobre el impacto de la pandemia en estos ámbitos y canalizar las recomendaciones de sus protagonistas en aras de proteger sus fuentes de sustento y revitalizar la relación con sus públicos.
En República Dominicana, por ejemplo, más de 30 grupos originarios y sus cofradías se han visto seriamente afectados por la pérdida física de sus ancianos. Tal es el caso de Jesús Minier, artesano de la Cofradía Mata Los Indios, experto en elaboración de los instrumentos musicales y cuyo fallecimiento ha levantado las alertas de la comunidad.
La adversidad ha puesto a prueba la inventiva de los artistas, quienes han encontrado soluciones innovadoras –con frecuencia digitales– para continuar ofreciendo su arte al público. Sin embargo, para hacer sostenibles y duraderas dichas alternativas, se requiere de políticas públicas eficaces que les brinden amparo legal y contribuyan con su legitimación en la sociedad civil.
Acciones transfronterizas entre Haití y República Dominicana, como AZUEI y TranDo constituyen algunas de las muestras de estas alternativas, para las cuales el trabajo con los afrodescendientes es esencial. En las actuales circunstancias confrontan, no obstante, enormes dificultades ante el cierre de la frontera y el impacto económico de la Covid-19.
Por otra parte, la necesidad de actuar fuera de los recintos cerrados ha propiciado un acercamiento a la tierra, a la creación de teatros verdes, en ambientes naturales, lo que propicia un retorno a las raíces gregarias del arte, un creciente respeto por la biodiversidad y una mayor integralidad de la creación, como vector de desarrollo en áreas como la salud, la protección del medio ambiente y la cohesión social.
Los panelistas insistieron en la urgencia de que la UNESCO los represente ante entidades de gobierno y organizaciones privadas, para generar alianzas en pro de la protección de las tradiciones culturales de matriz africana, desde una perspectiva descolonizadora y para ayudarlos a insertarse en los mecanismos tradicionales de distribución, consumo y promoción del arte.