Los grupos indígenas constituyen aproximadamente la mitad de los 14 millones de habitantes de Guatemala y el Instituto de Relaciones Internacionales e Investigaciones para la Paz está cambiando la vida de innumerables jóvenes indígenas del país.
Los grupos indígenas constituyen aproximadamente la mitad de los 14 millones de habitantes de Guatemala y el Instituto de Relaciones Internacionales e Investigaciones para la Paz está cambiando la vida de innumerables jóvenes indígenas del país.
La organización guatemalteca sin ánimo de lucro IRIPAZ (Instituto de Relaciones Internacionales e Investigaciones para la Paz) impulsa este proyecto dirigido a los pueblos indígenas que contó con el apoyo del Fondo Internacional para la Diversidad Cultural (FIDC) de la UNESCO.
En alianza con la Universidad de San Carlos (USAC), el proyecto estableció en dicha universidad un centro de formación y un curso audiovisual gracias a los cuales los participantes, de etnia maya, garífuna y xinca, aprendieron producción audiovisual, escritura de guiones, dirección cinematográfica, luz y fotografía, uso de la cámara, edición y postproducción.
También se impartieron clases sobre derechos culturales de los pueblos indígenas, igualdad de género y desarrollo de capacidades para la comunidad.
Los alumnos graduados inician su carrera profesional como directores gráficos de televisión, movilizadores culturales en sus comunidades o animadores culturales en el Ministerio de Cultura. Del curso también surgieron grupos artísticos indígenas que producen cortometrajes y vídeos musicales acerca de su cultura y los distribuyen a través de Internet y en las redes sociales. Las televisiones locales también emiten esas producciones audiovisuales, mientras que otros exalumnos del centro han iniciado su propia empresa de comunicaciones.
Los grupos indígenas forman parte del rico tapiz cultural de Guatemala y representan casi la mitad de los 14 millones de habitantes del país. Pese a ello, se encuentran con dificultades a la hora de crear, producir, difundir y disfrutar de la diversidad de sus propias expresiones culturales.
Nik’te Fernández Saquick fue una de las 27 participantes del taller audiovisual. Esta joven maya de 19 años nos explicó su experiencia: “He aprendido a mirar la vida desde otra perspectiva y uso los canales que tengo a mi disposición para contar mi historia”. Nik’te es miembro del grupo artístico maya creado a raíz del curso que en estos momentos realiza también un videoblog y se encuentra produciendo un anuncio publicitario para sensibilizar a los jóvenes sobre la importancia de la cultura.
Destinos Cruzados, el primer cortometraje realizado enteramente por un equipo de jóvenes indígenas, fue uno de los resultados estelares del curso. En septiembre de 2012 fue presentado en el Festival de cine Ícaro de Guatemala y, en la actualidad, el equipo realizador trabaja en una versión ampliada que incorporará cinco piezas musicales.
Otro de los alumnos, Carlos Arana, es ahora productor musical y realiza videoclips con otros miembros de la comunidad garífuna. El conocido DJ comentó: “Mi comunidad se está beneficiando mucho del sector audiovisual. Por ahora estamos centrados en la música, ya que este era el medio que nuestros antepasados utilizaban para promocionar nuestra cultura. Pero en el futuro, también queremos hacer documentales para ayudar a nuestros niños y jóvenes a aprender de dónde vienen, dónde están y a dónde van”.
Claudina De la Cruz Santos, activista de la comunidad xinca, afirmó: “Además de enseñarnos tecnología, los medios audiovisuales nos permiten expresar nuestra identidad cultural […] para mostrar la realidad de nuestras comunidades xinca, garífuna y maya. Estamos comenzando, y gracias a este proyecto hemos recibido una importante oportunidad formativa”.