
SIDA: la educación como vacuna
Las estadísticas de la epidemia del sida son anonadadoras, pero aún lo son más las miserias humanas que encierra cada caso de la enfermedad. Veinte años después de la aparición de la epidemia, el nuevo Correo dedica su “Tema Central” a este dramático problema y aporta algunos enfoques originales.
La progresión de la epidemia cada vez se conoce mejor. A la falta de determinación de los responsables de adoptar decisiones a la hora de calibrar el problema y afrontarlo vienen a unirse factores como la precariedad, la pobreza, el aislamiento social, el escaso nivel de educación, los obstáculos para tener acceso a los tratamientos, etc. El resultado es trágico: una gran vulnerabilidad de muchísimas jóvenes en África y de algunos grupos de riesgo, como los toxicómanos. Ante esos estragos, tan mortíferos como los de algunas guerras, la comunidad internacional se ha organizado paulatinamente bajo la égida del Programa ONUSIDA –que cuenta con el copatrocinio de la UNESCO–, a fin de luchar contra la pandemia en todos los frentes. Y empiezan a vislumbrarse esperanzas.
La mejora de los tratamientos es esencial para limitar el desastre, pero las claves para frenar la propagación del virus siguen siendo la prevención y la educación, apoyadas por doquier con una movilización intensa. Los datos y relatos que nos llegan de Tailandia, Brasil, Sudáfrica o Uganda hablan por sí solos. Los éxitos, grandes o pequeños, dependen del esfuerzo conjugado de las partes interesadas. Las autoridades brasileñas han conseguido aunar las capacidades de las ONG para llegar a las poblaciones marginadas, apoyarse en las competencias de la Oficina de la UNESCO en Brasilia y lograr una contribución de los medios informativos a la lucha antisida con la participación de realizadores y productores de programas de televisión muy populares.
La treintena de artículos que componen este número del nuevo Correo constituyen otros tantos testimonios –desde ángulos diferentes– de la acción de la UNESCO y de sus vínculos con las organizaciones, empresas y personalidades de todo tipo que desean colaborar con ella. Con el nuevo Correo iremos al Kazajstán, donde se están concibiendo innovaciones en la enseñanza a distancia para paliar los efectos indirectos de las pruebas nucleares. Iremos también a Barcelona, donde el Fórum Universal de las Culturas ha agrupado múltiples formas de expresión cultural durante cuatro meses. A continuación, nos encaminaremos hacia los 34 nuevos sitios que acaban de ser inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial. También nos entrevistaremos con Navarre Scott Momaday, Manu Dibango o Miyako Yoshida, recientemente nombrados “Artistas para la paz”. Por doquier, la UNESCO va en pos de sus ideales, tratando de erigir los baluartes de la paz en la mente de los hombres.
Vincent Defourny, Director de la redacción