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Biotecnología, agricultura y desarrollo

En las décadas de los años 60 y 70 la creación de variedades de cereales de alto rendimiento y el empleo de los plaguicidas, del riego y de los fertilizantes dio lugar en algunas regiones del Tercer Mundo pero no en todas a una Revolución Verde. Este número de El Correo de la UNESCO, dedicado en gran parte a la aplicación de las nuevas técnicas científicas a la agricultura, examina la posibilidad de que esa Revolución Verde vaya seguida por una "Revolución Biotecnológica" que podría ayudar a resolver los problemas alimentarios de los países en desarrollo.

Aunque sea reciente el empleo de la palabra biotecnología para referirse a la utilización de las capacidades bioquímicas y genéticas de los organismos vivos con fines prácticos, los hombres han realizado actividades biotecnológicas desde tiempos remotos. La fermentación y la mejora de variedades de plantas y animales por hibridación constituyen dos ejemplos entre tantos. La nueva biotecnología difiere, sin embargo, de esas prácticas venerables en que utiliza la ingeniería genética y las técnicas de fusión de células procedentes de distintos organismos para superar las barreras infranqueables que existen entre las especies. De la ingeniería genética (o empalme de genes) , consistente en transmitir directamente los genes "esos pequeñísimos puestos de mando de la herencia que deciden si las células vivas se transformarán en bacterias, en sapos o en hombres" a células de una especie diferente, se ha dicho que es "la más poderosa y terrible facultad que el hombre haya conquistado desde la fisión del átomo".

En la primera parte de este número se examinan en detalle algunos de estos métodos biotecnológicos: ¿cómo funcionan?, ¿cómo se utilizan actualmente en diferentes partes del mundo y cuáles han sido sus consecuencias?, ¿cuáles son las últimas orientaciones en este ámbito en que el cambio es rápido y las posibilidades vastas? Nuestros colaboradores hacen sobre todo hincapié en las aplicaciones directas de la biotecnología a la agricultura de los países en desarrollo, pero también aluden a su empleo efectivo y potencial en lo que atañe a la producción de energía, a la medicina animal y humana , al tratamiento de productos alimenticios y a la solución de los problemas ecológicos.

La segunda parte plantea cuestiones más generales: ¿cómo aprovechar mejor la biotecnología para el desarrollo en contextos sociales, económicos e industriales diferentes? ¿Serán una auténtica panacea o, al contrario, agravarán las disparidades que existen entre los países en desarrollo y los industrializados? La nueva biotecnología y, en especial, la relativa a las plantas, pone vastas posibilidades en manos de quienes la controlan. ¿Cómo ejercer de la mejor manera posible ese poder? ¿Cómo organizar equitativamente el acceso a los frutos de las investigaciones basadas en los recursos fitogenéticos de los países en desarrollo?

La UNESCO como parte de su tarea primordial de promover el uso de la ciencia y de la tecnología al servicio de la humanidad. En el artículo con que concluye este número, el Dr. Sasson se ocupa del complejo carácter de estos problemas y expone sus ideas sobre la manera de enfocarlos y de darles la solución adecuada.

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Marzo de 1987