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Salvad los tesoros de Nubia: la Unesco hace una llamada al mundo

Desde hace miles de años, el Nilo aporta la vida a los países por los cuales atraviesa. El pueblo que los habita en la actualidad, se halla en pleno crecimiento, y tiene que obligar al Nilo a aumentar sus dones. La construcción de la Gran Presa de Asuán iniciará una nueva etapa del progreso económico, y permitirá dar el pan de cada día a millones de seres humanos.

El pueblo del Nilo creó antaño una de las más altas civilizaciones de la historia. A las orillas de su río, erigió edificios de una belleza y magnificencia nunca superadas. Hoy, el inmenso lago que va a formarse con el nuevo embalse amenaza sepultar para siempre algunos de esos monumentos ilustres.

Un angustioso dilema se plantea a las autoridades encargadas del aprovechamiento del Nilo: ¿Cómo escoger entre el bienestar de la población y la existencia de esas obras de arte que no sólo son patrimonio del país sino de la humanidad entera?

Esas autoridades saben que el mundo las considera depositarías de los monumentos del valle de Nubia y quieren asegurar su conservación. Por ese motivo, el Gobierno de la República Arabe Unida y el Gobierno de la República del Sudán han recurrido a la Unesco para obtener la ayuda internacional indispensable.

Desde el momento en que recibí esos llamamientos, comprendí que la Unesco no podía abstenerse de escucharlos: la acción que se le pide emprender responde a las finalidades esenciales que se le han asignado. No podemos dejar que desaparezcan templos como los de Abu Simbel y de Filae, verdaderas joyas del arte antiguo, ni abandonar para siempre los tesoros enterrados en zonas aun no tocadas por excavaciones arqueológicas sistemáticas.

La solidaridad internacional que deseamos ver implantarse en todas las esferas, encontrará en el caso presente una ocasión única para afirmarse. Nadie puede dudar del carácter urgente de los esfuerzos que deben realizarse ni de la necesidad de repartir su carga entre un gran número de países.

El Gobierno de la República Arabe Unida, como compensación de la ayuda internacional que se conceda, ofrece el cincuenta por ciento, por lo menos, de los objetos que se descubran en los emplazamientos arqueológicos, la autorización de efectuar nuevas excavaciones en otros lugares del Egipto y la cesión de objetos y monumentos preciosos, inclusive ciertos templos de Nubia, para su traslado al extranjero. Por su parte, el Gobierno del Sudán ofrece también el cincuenta por ciento de los objetos que se encuentren en las excavaciones efectuadas en su territorio.

Un Comité Consultivo Internacional integrado por eminentes expertos, se encargará de asesorar a las autoridades gubernamentales acerca de los planes referentes a las excavaciones que se habrán de llevar a cabo, así como sobre la utilización de las contribuciones financieras y la repartición de las compensaciones ofrecidas por la República Arabe Unida. Los trabajos de conservación y de investigación que pueden y deben comenzar, en esas condiciones, dentro de algunos meses, darán indudablemente nuevo impulso a la arqueología. La historia de las civilizaciones, de las religiones y del arte, así como las ciencias de la prehistoria, obtendrán con esos trabajos un beneficio incalculable.

El Consejo Ejecutivo de la Unesco, dando oídos a mi propia propuesta, me ha encargado formular un llamamiento a la cooperación internacional. Tal llamamiento, que tengo la intención de lanzar en breve plazo, irá dirigido no sólo a los Gobiernos y a las instituciones públicas y privadas competentes, sino también a la opinión pública de todos los países. Un Comité de Honor y un Comité internacional de acción prestarán a la Unesco su apoyo en esta campaña mundial en que participarán, sin duda, todos los países e individuos que, dándose cuenta cabal del inmenso patrimonio humano que está en juego, comprenderán que a una empresa de excepcional importancia debe corresponder asimismo una ayuda de excepcional magnitud.

Vittorino Veronese, Director General de la UNESCO

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Febrero de 1960