
Artes de Africa, de Oceanía y América precolombina
La actividad de los museos de etnografía no deja de hacerse cada vez más rica y diversa, y las esculturas y objetos de la vida cotidiana se ofrecen a la admiración de los visitantes no solamente por su valor cultural e histórico, sino también por su belleza intrínseca. Una invitación que se lee en el frontispicio del Museo del Hombre en París "El que yo sea tumba o tesoro, el que me calle o que hable, depende de quien pase frente a mí" (inscripción del poeta Paul Valéry) ha cobrado ahora su plena significación. La obra, sepultada en otros tiempos entre montones de piezas de colecciones pletóricas y muchas veces difícil de ver, "hablaba" también difícilmente al visitante más atento.
Pero el entusiasmo del público se solicita plenamente en la actualidad. Sobran los ejemplos por doquier: en el Museo de Etnografía de Neuchâtel, en Suiza; en el Museo Nacional de Antropología de Chapultepec, en el Museo de Historia y Técnica de Washington. En Nueva York hay hasta un museo de arte dedicado exclusivamente a las obras maestras producidas por las civilizaciones que llamamos "primitivas". Una de las muestras más señaladas de esta preocupación actual ha sido recientemente la exposición llamada "Obras maestras del Museo del Hombre" y realizada en París, donde se presentó a un público numerosísimo un centenar de obras de la prehistoria, de la América precolombina, de Africa, de Madagascar y de Oceania, en primer lugar porque son bellas, aunque sin excluir la lección etnográfica que pudiera estar implícita en cada una de ellas.
El Correo de la Unesco ha querido presentar a sus lectores de todos los continentes algunos elementos de esta muestra, que ha dado lugar a la elaboración de un catálogo sin par, tanto por la riqueza y belleza de las ilustraciones como por la calidad de los textos debidos a autoridades de renombre mundial, como Michel Leiris, Henri Lehmann y Françoise Girard; cosas ambas que hacen de dicho catálogo una obra digna de conservarse en las bibliotecas.