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Entrevista

Alphadi: Por el reconocimiento de la creatividad africana

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Alphadi, Paris, 18.05.2016
© Leonardo Džoni-Šopov
Convencido de que “la cultura es un punto de partida esencial para el desarrollo”, el diseñador de moda Alphadi fomenta la industria textil y revaloriza los conocimientos y técnicas tradicionales de todo el continente africano. Fundador del Festival internacional de la moda africana, este creador conocido mundialmente se ha convertido en un símbolo de la lucha por el progreso económico. Su último sueño está a punto de concretarse: la creación de una gran escuela de moda y artes en Niamey (Níger) Encuentro con el “Mago del desierto”. 
 

Entrevista con Alphadi, por Jasmina Šopova

Usted se autodefine como “el más panafricano de todos los panafricanos”. ¿De dónde le viene tal sentimiento?

Soy panafricano por sangre y también por convicción. Nací en Tombuctú de madre marroquí y padre nigerino de origen árabe. Crecí en Níger, pero cursé parte de mis estudios en Togo. Tengo familia también en Marruecos, Mauritania y Côte d’Ivoire. Todos estos países forman parte del mestizaje que llevo dentro y enarbolo a manera de estandarte de la unidad y la dignidad africana.

¿Qué le condujo a la moda?

Desde pequeño poseí un impulso creador que solo pude expresar a la muerte de mis padres. Para ellos, ¡ni soñar con que me dedicara a la moda! Veían en ello un “trabajo de mujeres” incompatible con el islam.

Para no herirlos, obtuve una licenciatura en turismo en París. Estudiaba de día y por la noche asistía a desfiles de moda. Así acabé codeándome con muchos de los grandes estilistas de la época. Con el diploma de turismo en el bolsillo, en 1980 regresé al país para trabajar en la dirección del Turismo del ministerio de Comercio, en Niamey.

Tres años más tarde, presentaba en Níger su primera colección...

Así es. Al comienzo quería poner en marcha un proyecto de producción de tejidos africanos con el fallecido Chris Seydou, gran creador de Malí. Al verme solo, reuní todas mis fuerzas de autodidacta para crear un taller de tejido y bordado. Solo algún tiempo más tarde me formé en la escuela Chardon-Savard de París.

¿Cómo financió ese proyecto?

Al principio invertí el dinero que ganaba trabajando con una fábrica de tejidos en Níger. Así nació tejidos Alphadi. Luego conté con el sostén de un Programa de apoyo a la partida voluntaria de la función pública, con un crédito para un proyecto empresarial y una subvención de la Unión Europea. Compré las primeras máquinas, y contraté a mis primeros empleados: había nacido la marca Alphadi.

Una firma que fue muy bien recibida en París, en 1985…

Fue en la Feria Internacional del Turismo. Paco Rabanne, Yves Saint-Laurent y otros creadores y maniquíes que había conocido durante la época de mis estudios me ayudaron muchísimo.

Pero el punto culminante continúa siendo la segunda edición del Festival Internacional de la Moda de 1987, en París. Allí estaban reunidos todos quienes verdaderamente contaban en el universo de la moda. Mil modelos, decenas de miles de espectadores, mil millones de televidentes en todo mundo… ¡Qué emoción ver desfilar mi propia colección al aire libre, en los jardines del Trocadero, con las modelos acompañadas por griots y dromedarios!

Fue una verdadera consagración compensatoria de todos sus esfuerzos y también un gran reconocimiento a la labor de los artesanos.

Así es. Trabajo con artesanos de gran talento. Contraté desde el principio a más de una docena de tejedores y unos veinte técnicos especializados en costura, bordados y abalorios. Más tarde formé un equipo de joyeros en Níger y un equipo curtidores en Marruecos.

En la década del 2000 lancé una colección de cosmética y perfumería con productos y sustancias de origen africano. Por último, en 2005 puse en marcha una línea de ropa juvenil –tejanos, camisetas, etc.– a precios asequibles.

Lucho para que se valore a la población, se le dé trabajo y se reconozca su creatividad. Fabrico mis telas en diferentes países –Níger, Nigeria, Ghana, Côte d’Ivoire, Malí, Senegal, Marruecos– y milito por la reapertura de fábricas de tejidos en África.

¿Cómo se manifiesta esa militancia?

Le doy un ejemplo: en 2014 fui al evento Le pagne en fête [Fiesta del paño] en Togo para apoyar la reactivación de la industria textil en ese país. Togo tenía en Datcha, un pueblo cercano a Atakpamé, una fábrica con 3.000 empleados. La cerraron hace 15 años. Los trabajadores quedaron en la calle y, desde entonces, el wax, esa tela encerada típicamente nuestra, nos llega fabricada de los Países Bajos. Con el debido respeto a nuestros colegas europeos, creo que estamos en mejor posición para producir telas africanas en la propia África.

Mi plan como diseñador de moda se basa desde el principio en la revitalización de la industria textil africana y la puesta en valor de las técnicas tradicionales. Todos mis esfuerzos están dirigidos a esos dos objetivos.

¿Cuántos empleados tiene en la actualidad?

Entre 150 y 200, sin contar a los subcontratistas. Para mí, un diseñador de moda es también un creador de empleo. Siempre tuve el convencimiento de que la cultura es un punto de partida fundamental en el desarrollo de un país. Le voy a dar otro ejemplo: cuando comencé mi carrera, Níger era el cuarto productor mundial de uranio. Yo, por mi parte, repetía sin cesar que la moda podría ser una fuente de riqueza más segura que el uranio para el país. Nadie me tomaba en serio, pero mientras tanto, la cotización del uranio se vino completamente abajo, y en cambio la moda navega con vientos muy pero muy propicios.

Desde 1994, preside usted la Federación de creadores africanos desde 1994. ¿Cuáles son sus principales funciones?

La Federación nació en Ghana y ha desplazado su sede según la situación política de los países africanos. He de reconocer que no tenemos medios a la altura de nuestras ambiciones, pero hago todo cuanto puedo para ayudar al progreso de la moda y el diseño africano en toda su diversidad. Una de mis principales tareas es la protección de marcas, en particular con la Organización Africana de la Propiedad Intelectual y la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, para fomentar la adhesión de los países africanos al sistema internacional de marcas.


Imágenes de la primera edición del FIMA en el desierto del Níger (1998).
© Agence Epona/Laure Maud

Usted creó un festival de moda en medio del desierto. Relátenos esa aventura.

¡Es mi gran orgullo! El Festival internacional de la Moda Africana (FIMA) nació en el desierto de Tiguidit, en Níger, en 1998. Es la culminación de muchos de mis sueños: el desarrollo de la creación de África, la promoción de los diseñadores jóvenes, el encuentro, el mestizaje, la cohesión, la diversidad, la paz… valores todos a los que otorgo primerísima importancia.

Hay que tener en cuenta que cuando se celebró la primera edición del festival, la rebelión tuareg hacía estragos en Níger. No es casualidad que el logo del festival sea un turbante tuareg estilizado. Yo quería volver a darle su nobleza y transformarlo en un símbolo de paz y no de guerra.


© All Rights Reserved

El festival de 2013 también se desarrolló bajo la impronta de la paz.

De hecho, nuestro lema fue “Por un África de mestizaje y de paz”. En él rendimos homenaje a Nelson Mandela, emblema de la paz. Presenté una colección de alta costura en blanco y organicé un desfile callejero donde todo el mundo estuvo vestido de blanco. ¡Otro gran momento de emoción!

La paz, la cultura y el desarrollo son palabras clave que acompañan cada edición del FIMA. El festival se celebra cada dos años y reúne a creadores de todos los países africanos, así como invitados de Europa, América y Asia. Aunque el Festival ensalza África, el último día todo el mundo comparte el mismo podio.

En diciembre de 2016, en colaboración con la Cámara de Comercio, Agricultura, Industria y Artesanía de Níger, organizamos la 10ª edición del FIMA en la Arena de los juegos tradicionales de Agadez, al norte del país. El tema fue “Educación e industria para un África de mestizaje y de paz”. Esto de veras me encantó, sobre todo porque en el año 2015 habíamos tenido que cancelar los eventos previstos para noviembre debido a los acontecimientos que sacudieron el mundo, especialmente la región de África Occidental. Como no existe organizamos, estimamos que no era posible garantizar la seguridad del público ni la de los participantes.

Assumana Malam Issa, ministro de Renacimiento cultural, Artes y Modernización Social, presidió la ceremonia de apertura de la 10ª edición. Anunció su voluntad de acompañar al FIMA en su misión de hacer de la industria de la moda y la alta costura una herramienta permanente para el desarrollo. Lo consideró un evento cultural mayor para Níger y preconizó su celebración anual.


© All Rights Reserved

¿Los jóvenes creadores africanos encuentran su lugar en él?

¡Un verdadero sitio de privilegio! Desde 2003 organizamos, cada dos años, un concurso para jóvenes estilistas en colaboración con la Asociación Francesa de Acción Artística y desde 2010 con el Instituto Francés.

Recibimos entre 250 y 300 candidaturas. Un jurado internacional se reúne en el Museo de las Artes Decorativas de París y elige a tres ganadores. Y la Unión Económica y Monetaria de África Occidental financia los premios desde hace tres años.

También otorgamos un premio para maniquíes africanos, lo que aumenta sus posibilidades de convertirse en supermodelos.

En cuanto a “Las caravanas Alphadi”, ¿en qué consisten?

La idea surgió de mi espíritu nómada. Después de cada edición del FIMA, un equipo de unas cuarenta personas (diseñadores, modelos, especialistas en moda, patrocinadores, periodistas) partimos de viaje a través de África. Organizamos desfiles Alphadi. Nos encontramos también con jóvenes talentos regionales entre los cuales nuestro jurado elige a los que presentarán sus colecciones en la próxima edición del Festival.

¿Tiene otros proyectos para promocionar a jóvenes diseñadores africanos?

Mi gran proyecto del momento es la creación de una escuela superior internacional de moda y arte en Niamey. Hace diez años que la pienso y ya han transcurrido dos desde que tengo una parcela de terreno de 3.000 m2, que me otorgó Níger. Espero otros financiamientos que permitan hacer del deseo una realidad.

Los planes están listos: un taller-fábrica que podrá acoger a una treintena de diseñadores del país y del extranjero, que podrán crear sus propias colecciones, y llegado el caso, fabricarlas y venderlas allí. Está previsto un alojamiento para los diseñadores y los profesores que vengan del exterior y también tiendas, un museo de moda con una biblioteca de telas y tejidos y salas para desfiles.

El concepto se inspira, en parte, de la “Escuela 42” de Xavier Niel, fundador de la empresa de telefonía Free, que se centra principalmente en el talento y en el trabajo en equipo. El taller Chardon-Savard de París nos ayuda a elaborar el proyecto.

Aunque vamos a construir la escuela gracias a donantes, deberá operar de forma independiente. Por esta razón, si bien no serán muy onerosas, las formaciones serán pagas. La Fundación Alphadi concederá becas y los estudiantes podrán cubrir parcialmente sus gastos de estudio mediante la venta de sus productos en las tiendas de la Escuela. Asimismo, se creará un “vivero de cultura” mediante la concesión de becas para cursos de creación artística y de moda de 6 a 8 meses de duración destinados a escolares de 9 o 10 años.

¿Qué papel cumple la Fundación Alphadi?

Creé la Asociación Alphadi, estrechamente vinculada con el FIMA, en el 2000. Su esfera de interés primera es la educación, pero va también más allá. Para dar un ejemplo, organicé varios teletones, incluyendo uno 2012 para los refugiados malienses que tuvo gran éxito. Trabajamos en colaboración con el ACNUR. Reunimos unos 52.000 euros y casi 80 toneladas de cereales.

En la actualidad –los estatutos ya están redactados– estoy creando la Fondation Héritage Alphadi [Fundación patrimonio Alphadi], centrada principalmente en la formación de mujeres jóvenes, pero también en la salud y la nutrición.

A menudo digo con humor que confío más en las mujeres que en los hombres: una mujer que logra ganar dinero alimenta y cuida de sus hijos los envía a la escuela; un hombre tenderá más a utilizar este dinero para ofrecerse...¡una segunda esposa!


© UNESCO

Alphadi fue nombrado Artista de la UNESCO para la Paz el 25 de enero de 2016. El 23 de abril del mismo año se unió a la Coalición de Artistas para la Historia General de África.

Con esta entrevista, El Correo de la UNESCO se asocia a la celebración del Día Mundial de África (25 de mayo)