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Neurociencias en África: buscando diversidad desesperadamente

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Detección del virus Lassa en muestras de sangre mediante el sistema CRISPR, una herramienta de modificación del genoma en Nigeria. Herramientas como esta podrían enriquecer la investigación neurológica en África.

Las neurociencias siguen estando dominadas por los países industrializados. África podría aportar sin embargo una contribución significativa a la investigación mundial, siempre y cuando nuevas políticas estimulen la innovación científica en el continente.

Mahmoud Bukar Maina

Neurocientífico, doctor investigador en la School of Life Sciences de la Universidad de Sussex, en Reino Unido. Sus trabajos de investigación se centran en desentrañar el proceso de degeneración en la enfermedad de Alzheimer.

Los laboratorios de investigación africanos están al margen de la actual revolución mundial de las neurociencias. Esto es deplorable, ya que África está bien posicionada para participar en la investigación neurológica internacional: dispone de importantes recursos medicinales y es el continente con mayor diversidad genética, lo que es fundamental para comprender los procesos que rigen la salud y las enfermedades humanas.

Los obstáculos que frenan la innovación en África son, entre otros, el restringido acceso a las formaciones científicas, la financiación escasa de la investigación y las excesivas obligaciones de los científicos en el ámbito de la docencia. A todo esto hay que añadir la falta de fuentes de energía fiable y de equipamientos para la investigación. En estas condiciones, es fácil comprender por qué en 2013 solamente un 0,11% de las patentes mundiales fueron registradas por países africanos, según el Informe de la UNESCO sobre la Ciencia - La carrera contra el reloj para un desarrollo más inteligente (2021).

Conscientes de la importancia de la competición mundial en el ámbito de las investigaciones sobre el cerebro, China, los Estados Unidos, el Japón, la Unión Europea y otros países del mundo con economías de primera línea han decidido invertir en proyectos de gran envergadura para estudiar el cerebro y sacar partido de los datos obtenidos para acelerar la concepción de tecnologías innovadoras.

Sin embargo, a pesar de sus posibilidades, África sigue rezagada. Para comprender mejor esta situación paradójica, nuestro equipo ha examinado 5.219 artículos sobre neurociencias asociados a instituciones africanas y en junio de 2021 publicó un amplio estudio con las conclusiones de dicho examen.

El papel impulsor de Sudáfrica

Primera conclusión: Egipto y Sudáfrica son los países del continente africano con mayores porcentajes de artículos publicados sobre neurociencias: un 28% y un 23% del total, respectivamente. Les siguen Nigeria (11%), Marruecos (8%) y Túnez (7%). Los demás países registran, cada uno, porcentajes inferiores al 3%. No obstante, el volumen total de las publicaciones sobre neurociencias fundamentales y clínicas aumenta constantemente.

Los programas de investigación llevados a cabo por neurocientíficos africanos se centran principalmente en dos ámbitos: la neurodegeneración y las lesiones cerebrales. Los estudios efectuados sobre enfermedades como el konzo, la demencia, la meningitis, los accidentes vasculares cerebrales, la epilepsia y las alteraciones neurológicas vinculadas al VIH quizás reflejen la creciente toma de conciencia de los científicos sobre la prevalencia de esas dolencias y la necesidad de intensificar las investigaciones de los africanos en esos ámbitos. En comparación, la investigación sobre la motivación y las emociones, los sistemas motores, la cognición y los sistemas sensoriales está menos desarrollada.

La colaboración científica internacional es esencial para integrarse en la comunidad mundial de investigadores. Ahora bien, durante mucho tiempo los investigadores africanos se han visto obstaculizados por la falta de financiación y por los procedimientos de obtención de visas para colaborar con sus colegas extranjeros. Sin embargo, la colaboración científica dentro de África no se ha desarrollado tanto como en el interior de Europa o en América del Norte.

Otra característica importante: la mayoría de las colaboraciones científicas en África se hacen con Sudáfrica. Aunque algunas de ellas se basan en la existencia de vínculos históricos, lingüísticos y culturales, otras se deben por la disponibilidad de recursos de investigación más desarrollados que en el resto del continente.

Todo esfuerzo encaminado a impulsar el desarrollo de las neurociencias en África debe, por consiguiente, estimular la colaboración y el aprovechamiento de recursos entre los países del continente. Al mismo tiempo, en las colaboraciones con los países del Norte se debe garantizar un nivel de equidad de forma que los socios africanos puedan llevar a cabo proyectos y no se vean relegados a un segundo plano.

El estudio de las plantas medicinales endémicas ocupa un lugar importante en las publicaciones neurocientíficas africanas

Tecnologías de vanguardia y plantas medicinales

Las tecnologías de vanguardia desempeñan un papel fundamental en el campo de las neurociencias. Por eso, no es sorprendente que los países a los que se deben hasta ahora grandes conquistas científicas sean aquellos que tienen acceso a ese tipo de tecnologías.

Ahora bien, menos del 30% de las publicaciones africanas sobre neurociencias, exceptuado Gambia, utilizaron equipamientos como los microscopios de fluorescencia o electrónicos, la biología molecular y el cultivo de células. Esto muestra que en África las inversiones en neurociencias pasan también por una modernización de los instrumentos de investigación.

Otra particularidad: el estudio de las plantas medicinales endémicas ocupa un lugar importante en las publicaciones neurocientíficas africanas. Muchas de esas plantas se usan desde siglos atrás para tratar enfermedades, pero recientemente se han puesto en tela de juicio debido a las falsas promesas de algunos profesionales de la salud, o porque se ha demostrado que a veces pueden ser claramente nocivas. Los investigadores africanos, en particular los del África Occidental, invierten masivamente en este ámbito de las neurociencias para explorar un potencial terapéutico habitualmente ignorado por los países del Norte, representados en nuestro estudio por Australia, Reino Unido, Estados Unidos y Japón.

Por otra parte, nuestro estudio pone de manifiesto la ausencia prácticamente total de modelos de organismos genéticamente modificados en las neurociencias africanas, a pesar de que permiten modelizar fácilmente las enfermedades humanas gracias a la proximidad del patrimonio genético de los animales y el del ser humano. La diversidad de modelos animales existente en el ecosistema africano constituye una ventaja que puede abrir nuevas perspectivas a las neurociencias animales y humanas en el continente. El desarrollo de organismos modelo poco costosos y genéticamente maleables como la mosca de la fruta (Drosophila melanogaster), el pez cebra (Danio rerio) o el gusano Caenorhabditis elegans podría abrir aún más perspectivas a las neurociencias de África.

Egipto y Sudáfrica son los países con más artículos sobre neurociencias publicados del continente

Financiación y cooperación

En 2006, la Unión Africana (UA) recomendó a sus Estados Miembros que invirtieran el 1% de su PIB en la investigación, porcentaje que hasta la fecha ningún país del continente ha alcanzado. A excepción de África Austral, todos los países del continente dependen en gran medida de financiaciones internacionales procedentes de Europa y América del Norte. De hecho, los dos países con el mayor número de publicaciones sobre neurociencias de toda África, Egipto y Sudáfrica, son los únicos que invierten en investigación un porcentaje que se acerca a esa recomendación de la UA.

África cuenta con ventajas para integrarse en la actual revolución mundial de las neurociencias. Nuestro estudio destaca el aumento del número de científicos y de sus contribuciones a la ciencia, y el impacto de las neurociencias en el continente. Además, en África hay numerosos filántropos y organizaciones caritativas que pueden contribuir a la financiación de la investigación científica. Pueden sacar provecho de sus investigaciones sobre las plantas medicinales y, sobre todo, de su diversidad genética. Sin embargo, es preciso que los donantes locales incrementen sus inversiones para complementar las financiaciones internacionales, a fin de dinamizar las infraestructuras de la investigación científica y acelerar la innovación.

Lecturas complementarias:

La ciencia abierta, una utopía que gana terreno, El Correo de la UNESCO, octubre-diciembre de 2021

La psicología en el África Negra, El Correo de la UNESCO, enero de 1984

 

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