
Peng Liyuan: “Juntos, forjaremos un mundo mejor mediante la educación”
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Pese a los adelantos logrados en los últimos años, la pandemia de COVID-19 ha agravado la desigualdad de género. Es preciso redoblar los esfuerzos internacionales, invertir más y reforzar la innovación para mejorar el acceso a la educación de las niñas y las mujeres, afirma Peng Liyuan, esposa del Presidente de la República Popular China y Enviada Especial de la UNESCO para la promoción de la educación de niñas y mujeres.
La educación de las niñas y las mujeres es un componente esencial de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). En su opinión, ¿qué función desempeña esa formación en la reducción de la pobreza, el crecimiento económico y el desarrollo sostenible? ¿Podría citar algunos ejemplos y explicarnos cuáles son las prácticas idóneas en ese ámbito?
La erradicación de la pobreza y la realización de la igualdad entre los sexos constituyen un ideal compartido por toda la humanidad y una aspiración común de las mujeres del mundo entero. El acceso a una educación equitativa y de calidad permite que las mujeres adquieran los conocimientos y las competencias necesarias para alcanzar su autonomía, escapar de la pobreza y vivir una existencia feliz. Esta autonomía les permitirá también contribuir a la sociedad y transmitirla a las generaciones futuras, con lo que se evitará la transmisión intergeneracional de la pobreza.
He visitado numerosos países y he conversado con personas con diferentes trayectorias. He visto a muchas mujeres salir de la pobreza y cambiar su destino gracias a la educación. Me gustaría compartir con usted algunas experiencias y prácticas que China ha aplicado en este ámbito. Tras realizar esfuerzos incansables, nuestro país ha logrado erradicar la pobreza absoluta. Siempre hemos insistido en que la lucha contra la pobreza pasa por los esfuerzos encaminados a enriquecer los conocimientos individuales. Desarrollar la educación es una medida esencial.
China considera que la educación de las niñas y las mujeres de familias pobres es una prioridad absoluta y se esfuerza por proteger el derecho de las niñas a la educación a través de medidas como la construcción de escuelas, la supresión de tasas de matrícula y otros gastos, o la distribución de subvenciones y almuerzos escolares nutritivos. También aplicamos diversos programas de formación profesional para mujeres, en función de las características regionales y sus necesidades locales para ayudarles a mejorar sus ingresos.
Nuestro proyecto ”Bourgeon printanier” [Capullo de primavera] es un programa de ayudas públicas orientado a mejorar la educación de las niñas de familias pobres. A lo largo de los últimos 30 años, ha permitido a más de tres millones de niñas completar la escolaridad y hacer realidad sus sueños. En la provincia china de Guizhou, las autoridades locales han puesto en marcha el programa “The Beautiful” [La Bella], que ofrece a las mujeres una formación en labores manuales. Más de 500.000 trabajan ya a domicilio; confeccionan y venden productos artesanales como bordados, batiks y obras textiles, y de ese modo acceden a una nueva vida gracias a sus destrezas manuales.
Hoy en día, todavía hay en el mundo 435 millones de mujeres que viven en la pobreza, y las desigualdades educativas entre niñas y niños persisten. Esta situación debería fortalecer aún más nuestra decisión de promover la educación de niñas y mujeres y de colaborar para que un número mayor de ellas reciba una buena formación, contribuyendo así a la consecución de los ODS.
El COVID-19 causó un aumento de desigualdades en la educación a escala mundial y trastornos sin precedentes en la enseñanza. Más del 91% de los alumnos del mundo se vio privado de clases. Según la UNESCO, 11 millones de niñas podrían estar en situación de abandono escolar. Pero antes de la pandemia, en el mundo había ya 130 millones de niñas sin escolarizar. En su opinión, ¿cómo deberíamos responder a los graves problemas que afronta la educación de las niñas?
Las niñas y las mujeres son uno de los grupos más vulnerables a las catástrofes. Desde el inicio de la pandemia de COVID-19, sigo atentamente las cuestiones de salud y educación de niñas y mujeres en el mundo entero. Estoy profundamente preocupada por el hecho de que haya tantas niñas que no van a regresar a la escuela. En circunstancias tan especiales como estas, deberíamos prestarles más atención y ofrecerles una ayuda específica.
Desde que comenzó la pandemia, la UNESCO ha participado activamente en medidas orientadas a preservar el derecho de las niñas a la educación, como la integración de los recursos educativos mundiales en línea, la elaboración de la Guía para el regreso de las niñas a la escuela y la publicación de informes temáticos. También los gobiernos han trabajado arduamente, cada uno a su manera, para garantizar que el alumnado, en particular las niñas, puedan seguir los cursos que se imparten en línea o se difunden por radio y televisión.
Por nuestra parte, en China, al tiempo que luchábamos contra la pandemia, hemos hecho el máximo posible para proteger la salud física y mental de cientos de millones de estudiantes. Introdujimos la enseñanza por Internet para unos 300 millones de alumnos, niñas incluidas, cuando las escuelas estaban cerradas, y nos esforzamos por reanudar las clases para que los niños pudieran regresar a tiempo al colegio con toda seguridad.
El COVID-19 sigue propagándose por el mundo. Nuestro anhelo común es que ninguna niña quede rezagada a causa de la pandemia. Lo primero que necesitamos es colaborar, como reza un viejo proverbio chino: “La unión de los corazones y los espíritus permite desplazar el monte Taishan”. Mientras seamos solidarios y trabajemos unidos, no habrá dificultad que no podamos superar. En segundo lugar, debemos invertir más en la educación femenina durante la pandemia y realizar esfuerzos más importantes para promoverla. En tercer lugar, debemos trabajar con un espíritu innovador, emplear nuevos métodos y adoptar nuevas tecnologías para poder resolver problemas nuevos, para que un número mayor de niñas pueda acceder a recursos educativos de calidad y proseguir sus estudios de manera flexible y diversificada.
En 2019 la UNESCO lanzó la iniciativa “Los futuros de la educación”, cuyo objetivo es comprender cómo el saber y la enseñanza pueden modelar el porvenir de la humanidad y del planeta de aquí a 2050 y más allá. ¿Cómo cree usted que la educación del futuro debería ayudar a las personas a mejorar su capacidad de promover el desarrollo sostenible y construir un mundo mejor?
La iniciativa de la UNESCO sobre los futuros de la educación es muy importante, porque moviliza la sabiduría mundial para reflexionar sobre el porvenir de la educación. La educación del futuro debería acompañar a cada persona a lo largo de toda la vida, ser accesible a todos en condiciones de igualdad, adaptarse a todos y ser más abierta y flexible.
Creo que la educación del futuro debería orientarse a mejorar la capacidad de las personas en tres ámbitos. Primero, la capacidad de vivir en armonía con la naturaleza. El ser humano y la naturaleza forman una comunidad esencial. Ante problemas tales como el cambio climático y el deterioro del medio ambiente, la educación es indispensable para ayudar a cada uno a comprender y respetar la naturaleza para favorecer modos de producción y de vida propicios al desarrollo sostenible, y para lograr que las personas emprendan iniciativas para adaptarse a la naturaleza y proteger el planeta, el único hogar compartido por toda la humanidad.
La educación es esencial para ayudarnos a comprender y a respetar la naturaleza
Segundo, la capacidad de vivir en armonía con personas de diferentes países y distintas culturas. Las historias, las condiciones nacionales, los vínculos étnicos y las diversas costumbres han propiciado el surgimiento de civilizaciones distintas y han creado un mundo de gran diversidad. Gracias a la educación, podemos ayudar a las generaciones futuras a que conozcan y comprendan las culturas de otros países y naciones, a que aprecien la diversidad de civilizaciones y respeten las opciones de desarrollo y los modos de vida de otros pueblos, sin renunciar a nuestras hermosas tradiciones culturales.
Tercero, la capacidad de aprender, innovar y aplicar las nuevas tecnologías. Habida cuenta del aumento exponencial de nuevos conocimientos y nuevas tecnologías, la educación del futuro debería cultivar las facultades humanas de pensar de manera novedosa y de aprender durante toda la vida. Debería estimular la enseñanza digital y formar a los alumnos en el uso de Internet, los megadatos, la inteligencia artificial y las demás tecnologías, para que así puedan afrontar mejor los cambios venideros.
Gracias a la educación, podemos ayudar a las generaciones futuras a apreciar la diversidad de las civilizaciones
Estoy convencida de que, juntos, forjaremos un mundo mejor gracias a la educación.
La Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, aprobadas en 1995 en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, sentaron bases sólidas para la promoción de la igualdad entre los sexos y la protección de los derechos e intereses de las mujeres, lo que impulsó considerablemente el desarrollo de las mujeres a escala mundial. La educación de las niñas y las mujeres es un medio importante de promover la igualdad de género y proteger los derechos e intereses de la mujer. ¿Qué cree usted que debería hacerse en el futuro para promover mejor la educación de las niñas y las mujeres, y contribuir a construir una comunidad con un futuro compartido para la humanidad?
Al convivir en una sola ‘aldea mundial’, la humanidad evoluciona hacia una comunidad interconectada con un futuro común. Las mujeres tienen la capacidad de promover el desarrollo de la civilización y crear un futuro mejor para la humanidad. La educación de las niñas y las mujeres puede despertar, reforzar y liberar plenamente esa maravillosa capacidad. La Declaración y Plataforma de Acción de Beijing reforzaron la idea de la igualdad de género y la autonomía de las mujeres, ejercieron una influencia considerable sobre el desarrollo de la mujer en el mundo entero e impulsaron enérgicamente su educación.
Es alentador comprobar que, transcurridos más de dos decenios desde la Declaración, los países han realizado grandes esfuerzos para promover la igualdad educativa entre los sexos, proteger el derecho de niñas y mujeres a la educación, y que en todo el mundo se han logrado importantes progresos en la educación femenina.
El desarrollo de la educación de las niñas y las mujeres no sería posible sin las tres condiciones siguientes: la función primordial que desempeñan la UNESCO y otras organizaciones internacionales; la participación enérgica y duradera de la comunidad internacional en pro de la igualdad de género; y el contexto favorable generado conjuntamente por la sociedad, las familias y las escuelas comunitarias.
Confío en que tanto los gobiernos como un número cada vez mayor de organismos internacionales, asociaciones comunitarias y personas interesadas en el bien común tomarán la iniciativa de colaborar, defender la visión de una comunidad con un futuro compartido para la humanidad, reforzar la solidaridad y la cooperación, incrementar su compromiso, elaborar políticas y planes de acción mejor definidos y más eficaces, y crear una red mundial de más calidad para la educación de las niñas y las mujeres. Cuando la educación se use para dotar de autonomía a las mujeres y se lleven a cabo mayores progresos en la promoción de la educación femenina, estaremos en medida de trabajar plenamente para construir una comunidad con un futuro compartido para la humanidad.
La entrega del Premio UNESCO de educación de las niñas y las mujeres de 2021 señaló el inicio de la segunda fase de la colaboración entre China y la UNESCO en lo relativo a ese galardón. En su opinión, ¿cuáles fueron los logros y las repercusiones más importantes de la primera etapa de colaboración? ¿Y qué más puede hacer la comunidad internacional para seguir apoyando a esos galardonados?
En 2015, la UNESCO y China crearon conjuntamente el Premio de Educación de las niñas y las mujeres, que recompensa las contribuciones excepcionales de particulares, instituciones y organizaciones en ese ámbito. El objetivo es demostrar la importancia de la educación para cambiar el destino de niñas y mujeres, y estimular la participación de un mayor número de personas en esta causa. El Premio ha seguido ejerciendo su influencia positiva a lo largo de estos años.
Durante la primera fase, se otorgó a proyectos de 10 organizaciones en 10 países, y el proyecto de un undécimo país recibió una mención especial. Los temas de los proyectos premiados van desde la educación de la primera infancia a la enseñanza superior, y abarcan todas las dimensiones del desarrollo de la mujer. Son iniciativas que protegen el derecho de las mujeres a la educación, les ayudan a adquirir conocimientos y competencias y tratan de erradicar la discriminación por motivo de género. Estos proyectos han conferido a millones de niñas y mujeres la confianza y la capacidad necesarias para cambiar su destino y hacer realidad sus sueños. Y también han estimulado a muchas personas a participar en la noble causa de la educación de las niñas y las mujeres.
Promover hoy la educación de niñas y mujeres será provechoso para las generaciones venideras. China seguirá colaborando con la UNESCO para que la segunda fase del premio sea todo un éxito. Esta etapa representa un nuevo comienzo. Espero que un mayor número de países, instituciones y particulares se sume a este esfuerzo. Confío también en que los premiados incrementen los intercambios y la cooperación, y que compartan de diversas maneras las prácticas idóneas y las experiencias que han dado buenos resultados. Pero, sobre todo, deseo que, gracias a este premio, la comunidad internacional otorgue más atención y apoyo a la educación de las niñas y las mujeres. Son historias que merecen mejor difusión y sus protagonistas merecen más reconocimiento y estímulo.
En mi condición de Enviada Especial de la UNESCO para la promoción de la educación de niñas y mujeres, estoy dispuesta a asumir la responsabilidad que me corresponde y a aportar mi esfuerzo a todos, para que un mayor número de niñas y mujeres se sientan más confiadas, adquieran más fuerza de ánimo y vivan en el amor.
Lecturas complementarias:
Peng Liyuan: “La igualdad de oportunidades es esencial”, El Correo de la UNESCO, abril-junio de 2017
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