
China se afana en salvar a los cetáceos del Yangtsé
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Desde que en 2002 murió en cautividad el último ejemplar de baiji, un delfín de agua dulce del Yangtsé, la especie se dio por extinguida. Actualmente se están llevando a cabo enormes esfuerzos para salvar a la marsopa sin aleta, otro cetáceo que vive aún en las aguas de este gran río de China.
Wang Ding
Profesor del Instituto de Hidrobiología de la Academia de Ciencias de China, secretario general del Comité Nacional Chino para el Programa de la UNESCO sobre el Hombre y la Biosfera (MAB), miembro del Grupo de especialistas en Cetáceos de la Comisión de Supervivencia de las Especies de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (CSE/UICN) y del Comité Nacional Chino de DIVERSITAS.
Por razones de mi cargo en el Instituto de Hidrobiología de Wuhan, desde 1982 frecuenté a Qi Qi [pronúnciese: “chi chi”]. Era el único ejemplar vivo en cautividad existente en el mundo de una especie de delfín del río Yangtsé, denominado baiji en chino y Lipotes vexillifer (“el abanderado abandonado”) en latín taxonómico.
En 1980 Qi Qi tenía solamente dos años de edad y, tras ser capturado casualmente por unos pescadores, fue trasladado al delfinario de Wuhan donde vivió algo más de veinte años. Cuando este auténtico “fósil viviente” murió de viejo en 2002 quedé conmocionado. No podía aceptar que esta especie, que pobló venturosamente las aguas del Yangtsé durante 20 millones de años, pudiera catalogarse como “extinguida”.
La muerte de este “fósil vivo” en 2002 me conmocionó
Venerado en China como divinidad del Yangtsé, el baiji ya se mencionaba en el Erya, el diccionario chino más antiguo, del año 200 a.de J.C. Esa triste circunstancia no hizo sino reforzar la firme resolución de proteger a los congéneres de Qi Qi antes de que se extinguieran, pero los esfuerzos fueron en vano. Era demasiado tarde.
Una especie única de delfín de agua dulce
En 2006 encabecé una expedición de 39 días en busca de cualquier rastro que permitiera encontrar a los últimos ejemplares de baiji en el Yangtsé. Un equipo de 60 eminentes biólogos marinos de China, Japón, Suiza, Alemania, Reino Unido, Canadá y Estados Unidos practicó pruebas de detección sin lograr localizar un solo baiji. Un año después, la Real Sociedad de Biología del Reino Unido publicó en su revista Biology Letters que esta especie animal estaba “funcionalmente extinguida”.
Aunque todavía hoy a veces nos informan de presuntas apariciones de baijis, nunca se han confirmado hasta ahora, y es muy poco probable que volvamos a ver un día a este delfín narigudo que para navegar por las aguas turbias del Yangtsé se guiaba mucho más por su sónar que por sus ojos.
Considerada en tiempos pasados una deidad protectora de los pescadores y bateleros a lo largo del los 1.700 kilómetros del cauce navegable de la gran arteria fluvial que une el centro de China con el Océano Pacífico, esta especie sólo vivía en el curso medio e inferior del Yangtsé y en los grandes lagos de su cuenca.
Según estadísticas incompletas, el 90% de las muertes conocidas de baijis antes de 1985 se debió a las actividades humanas. La merma de la población de los delfines de agua dulce y la contracción de su área de distribución natural en los últimos decenios fueron causadas principalmente por las actividades pesqueras industriales, abusivas, furtivas o dañinas, así como por el desenfrenado aumento de los navíos portacontenedores, las barcazas de transporte de carbón y las embarcaciones con motores fuera de borda.
En el plano científico, los delfines de agua dulce son indicadores naturales de gran importancia porque permiten calibrar el estado y la evolución de la biodiversidad en el medioambiente fluvial.
Proteger el “río de la vida”
Otro cetáceo del Yangtsé, la marsopa sin aleta (Neophocaena asiaeorientalis ssp. asiaeorientalis), vive en los mismos hábitats del baiji, y se ve confrontada a las mismas amenazas. Conocidas comúnmente como “sirenas del Yangtsé”, estas marsopas son del tamaño de una bañera y tienen una cresta en el lomo que no es una es una verdadera aleta natatoria dorsal como la de otros cetáceos. Actualmente están inscritas en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Su número de ejemplares ha disminuido rápidamente y en 2017 solamente se contabilizaron 1.012 especímenes libres en la naturaleza, pese a toda la labor que se viene realizando para su conservación.
Cabe señalar, no obstante, que en los últimos decenios ha mejorado considerablemente la gestión del medio ambiente por parte de las autoridades locales en China. Si en el decenio de 1980 se dio prioridad al desarrollo económico del país, el gobierno nacional y las autoridades locales han ido cobrando paulatinamente conciencia de su impacto en el medio ambiente y han ido adoptando medidas de protección.
Tercer curso fluvial del mundo por su importancia y el más largo en un solo país, el Yangtsé es obviamente para los chinos “el río de la vida”. Su cauce, que contiene el 40% de toda el agua dulce del país, es la fuente de subsistencia de millones de seres humanos y también de animales silvestres como el panda gigante, el mono de nariz respingada y el esturión chino. Su cuenca hidrográfica sólo abarca la quinta parte del territorio nacional, pero genera un tercio del producto interior bruto (PIB) del país.
Para rehabilitar el ecosistema de las vías navegables naturales de este gran río y salvaguardar su biodiversidad, en enero de 2021 se decretó una moratoria decenal sobre pesca. Dos meses más tarde entró en vigor la Ley para la Protección del Río Yangtsé que prevé reforzar las medidas encaminadas a proteger y restaurar el ecosistema de su cuenca, propugna la prohibición legal de las actividades pesqueras y hace hincapié en la necesidad de evolucionar hacia un sistema de desarrollo socioeconómico sostenible.
Se ha establecido una moratoria para la pesca con vistas a rehabilitar el ecosistema del Yangtsé
Un alto nivel de conservación
Para la conservación de los delfines de agua dulce se han creado, a lo largo del Yangtsé, nueve reservas naturales nacionales y locales, algunas de las cuales abarcan tramos del río y zonas seminaturales ex situ, o sea fuera de su cauce. Una de ellas, la Reserva Natural de Tian’ezhou, creada el siglo pasado para que sirviera de santuario a los baijis, es un lago de meandro de 21 kilómetros de longitud calificado de “Yangtsé en miniatura”. Situada en la Provincia de Hubei, no lejos de la ciudad de Shishou, esta reserva alberga hoy un centenar de marsopas sin aleta que se benefician de este sitio de conservación ex situ previsto anteriormente para proteger a los baijis.
En febrero de 2021, el gobierno chino tomó medidas muy firmes para salvaguardar a los mamíferos en peligro de extinción e incluyó a las marsopas sin aleta en el primer nivel de la categoría de especies nacionales protegidas, haciendo que estos cetáceos se beneficien del máximo grado de protección previsto para la fauna silvestre en el plano nacional.
Hoy en día, casi 20 años después de la desaparición de Qi Qi, más de veinte ONG se han involucrado en la protección de esos primos del baiji. Para ello han alentado la participación de la población ribereña y han logrado que grupos de voluntarios patrullen sin descanso día y noche por el curso medio e inferior del río y en los lagos de Poyang y Dongting para proteger a las marsopas sin aleta.
En un intento de preservar el patrimonio cultural inmaterial de las poblaciones locales, se están realizando además esfuerzos para mantener viva su memoria histórica, su cultura heredada a través de cuentos populares y leyendas y sus conocimientos ecológicos sobre el baiji. Se han publicado relatos sobre Qi Qi que han sido leídos por un público infantil en toda China. Tengo la esperanza de que esta especie de delfines única en su género permanezca para siempre en la memoria de todos.
Lecturas complementarias:
Escuelas para estudiar el agua y mantener vivo el Yangtsé, El Correo de la UNESCO, abril de 2009
El Yangtsé o un viaje a través del tiempo, El Correo de la UNESCO, marzo de 2009
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