El FIDC ofrece un trampolín para impulsar carreras musicales
«Tres escenas, cuatro noches de concierto, una conferencia y una exposición: ¡los esperamos en Marruecos entre el 13 y el 16 de julio! ». Esto podía leerse en el estatus de Facebook de Edna Kankam, quién tuvo la oportunidad de participar en la organización del Festival Timitar en Marruecos, durante el cual cada año se fusionan las músicas amazigh, shaabi y tarab, junto con la electrónica, el reggae y la música folclórica.
Para esta joven ghanesa, los dos meses pasados junto a los técnicos del mundo musical aprendiendo cómo organizar un festival no sólo fueron memorables a nivel personal, sino que también constituyeron una invaluable experiencia profesional.
Con el propósito de ayudar a jóvenes africanas como Edna, el Consejo internacional de la música (CIM) obtuvo un financiamiento del Fondo Internacional para la Diversidad Cultural (FIDC) de la UNESCO para su proyecto titulado «Empoderamiento de los jóvenes africanos para aprovechar el potencial del sector de la música». Las formaciones de larga y corta duración orientadas a los jóvenes profesionales del sector musical de Camerún, Congo, Côte d’Ivoire, Kenia, Malawi, Mozambique, República Democrática del Congo y República Unida de Tanzania, son parte central de este proyecto para el desarrollo de la música africana.
Entrevistamos a Edna Kankam y a Charles Houdart, Responsable del proyecto en el CIM.
Charles, ¿cuál fue la motivación para iniciar estas formaciones?
C: Deseábamos ofrecer a las generaciones futuras herramientas profesionales esenciales para poder construir una carrera de calidad en el ámbito de la música. Al mismo tiempo, queríamos desarrollar una industria musical africana eficiente, profesional y competitiva. En otras palabras, una industria capaz de competir en la escena internacional.
Uno de los aspectos más importantes para mí es la cooperación Sur-Sur: las formaciones son dictadas para africanos, por africanos. Los formadores son aún más eficaces pues conocen la cultura y el entorno profesional local, y por ello son aptos para ofrecer capacitaciones específicas. Además, tienen un mayor potencial para servir de ejemplo a seguir para los jóvenes que instruyen.
Edna, usted acaba de terminar su formación en Marruecos. ¿Qué aprendió?
E: Gracias al curso de intercambio financiado por el FIDC, tuve la oportunidad de participar en la organización del Festival Timitar en Marruecos, un inmenso festival que recibe a músicos y a público de todo el mundo, celebrado en julio de 2016. Al estar en contacto con los profesionales, pude apreciar los desafíos que se presentan en una producción de este tipo, y sobre todo, gracias a sus consejos, pude aprender a resolverlos. ¡De más está decir que gané mucha experiencia! También fue muy gratificante encontrarme con artistas que admiro desde mi infancia y verlos actuar sobre una escena que ayudé a construir. La formación reforzó mi deseo de continuar trabajando en el sector musical ghanés e internacional, al igual que mis ganas de compartir esta experiencia con otros músicos.
Charles, por favor díganos cómo los objetivos del FIDC se relacionan con el Programa para el desarrollo de la música africana.
C: El objetivo del FIDC es proteger y promover la diversidad de las expresiones culturales, reforzando las infraestructuras institucionales mediante el apoyo a industrias culturales viables. Es exactamente la tarea que cumple este programa desarrollado por el CIM al incentivar la profesionalización del sector musical e interesándose en oficios relacionados, como los mánager, los organizadores de eventos y festivales, los ingenieros de sonido, y los profesionales de la comunicación y de las relaciones públicas. Es decir todos los oficios que articulan la cadena de valor de la industria de la música.
¿Y cuál ha sido el impacto de estos cursos en África?
C: La base del proyecto es el aprendizaje práctico en el terreno. Desde el comienzo de su carrera, estos jóvenes cuentan con un verdadero trampolín laboral, y están capacitados para crear su propia red de contactos, lo cual es vital en el sector musical. El programa es implementado en nueve países, y su objetivo final es promover el sector musical africano como una herramienta para el desarrollo sostenible. Con la ayuda del FIDC, el programa ofrecerá a más de 150 jóvenes oportunidades de intercambio, de movilidad y de aprendizaje destinadas a facilitar su inserción profesional e impulsar su carrera.
A largo plazo, esperamos que estos programas sean incluidos en los programas universitarios. Con este fin, nos asociamos con universidades y academias del Congo, Côte d’Ivoire, Kenia, Malawi y Mozambique, y esperamos que los resultados de esta primera fase los convenzan del valor agregado de estos cursos.
E: Los jóvenes que comienzan a trabajar en el sector musical en Ghana, como en otros países de África, suelen enfrentar problemas financieros. Estas formaciones son sumamente interesantes, pues les permiten vivir de su oficio, contribuyendo a la economía local. A continuación estos jóvenes transmitirán sus conocimientos, actuando como mentores de las siguientes generaciones.
Edna, ¿cómo había sido su carrera antes de comenzar esta formación? ¿Por qué deseaba trabajar en este oficio?
E: Como nací en una familia de músicos y soy corista, podríamos decir que tuve una inclinación natural. Antes de comenzar esta formación trabajé en la Alianza Francesa de Accra durante cuatro años. Participé en la promoción de las actividades educativas y culturales del centro, que estaban principalmente relacionadas con la música. También recaudé fondos para ayudar a artistas locales a organizar conciertos o festivales, y establecí alianzas con diversos medios de comunicación para dar mayor visibilidad a estos jóvenes artistas. Esta experiencia me permitió observar los efectos positivos que este tipo de apoyo puede tener en las capacidades y en la autoestima de los jóvenes africanos, particularmente en las mujeres.
Charles, ¿qué puede decirnos sobre los proyectos de otros becarios?
C: El programa apoyó a muchos aprendices, y puedo dar dos ejemplos concretos de jóvenes que aprovecharon la formación para iniciar una carrera en las industrias culturales y creativas. Laada Diane Ouedraogo, que realizó su formación en el Mercado Musical de África «Le Kolatier» durante dos meses en 2015, es actualmente coordinadora del Ouaga Film Lab, un laboratorio de desarrollo y de coproducción cinematográfica que busca reforzar la competitividad de los directores y los productores africanos en los grandes laboratorios internacionales, facilitando el acceso a fuentes de financiamiento locales y a coproducciones internacionales. Participó junto a sus compañeros en la organización de la primera edición del Film Lab, que tuvo lugar en Uagadugú entre el 19 y el 24 de septiembre de 2016. Otra joven, Elite-Flora Gatanga, que también había realizado una formación de dos meses en «Le Kolatier», representa actualmente a varios músicos, cuya carrera gestiona y promueve en la República Democrática del Congo.